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Agua, piel y sonidos

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  Tuve la buena fortuna de que el gong se presentara en mi vida el año pasado. La primera vez que tomé un baño de gongs, fui un poco curiosa y con una cuota de escepticismo.  Sólo el que experimentó ese oleaje mágico que provoca la vibración en el cuerpo entiende la experiencia. Aún así, por lo irreal que se sintió, mi tendencia al razonamiento me llevó a pensar que quizás era una grabación, que no era posible generar ese sonido tan envolvente, omnipresente, majestuoso. Fue después de una segunda experiencia de baño que permití a mi mente descansar y no buscar explicaciones, sino simplemente sentir y estar en presencia, solamente el gong y yo. Y a medida que tuve la oportunidad de repetirlo, fui comprendiendo por qué sabiamente, distintas culturas desde tiempos remotos pregnaron  a ese sonido de tantos significados. Estética, bienestar y vibroacústica Mi profesión es la cosmiatría, el cuidado de la piel.  Recibimos permanentemente consultas acerca de atenciones y rutinas que permitan m